domingo, 7 de diciembre de 2008

28 de agosto

Conocí Tacna por primera vez en la década del setenta, por razones similares a muchos otros ariqueños: ir al dentista, tomar jugo en el Mercado y comer pollo asado. He seguido viajando regularmente en los años siguientes por distintas razones y desde hace un par de meses trabajo en la Municipalidad Provincial de Tacna supervisando unos proyectos de inversión.

Esto me ha permitido hacer muy buenos amigos y comprender un poco mejor la historia cambiante y las relaciones simbióticas entre Arica y nuestros vecinos. En algunas cosas ambas ciudades no podrían ser más distintas: mientras en Tacna hay más empeñosos, que de cualquier cosa crean un negocio, en Arica nos mantenemos cómodos y relajados, lo que nos hace uno de los lugares con mejor calidad de vida, aunque de los más empobrecidos de Chile.

También hay muchas cosas que nos unen, partiendo por la cercanía física, lazos de amistad y parentesco entre las familias antiguas y nuevas, la gran cantidad de peruanos que trabajan en Arica y unos cuantos chilenos que trabajamos en Tacna. Todo esto hace casi imposible mantenernos aislados uno de otro. Incluso, cuando las relaciones entre ambos países han estado en su punto más bajo, las dos ciudades mantienen sus lazos amistosos. Es algo que el chauvinismo vociferante no ha llegado jamás a romper.

Porque Tacna y Arica siempre han sido complementarios, esa es su vocación y no hay modo de evitarlo, ambas son ciudades muy alejadas de los centros de poder lo que nos hace siempre interdependientes. Algunas veces está mejor Arica y otras Tacna, las economías oscilan de acuerdo a las políticas de los respectivos gobiernos y nosotros podemos aprovechar las oportunidades de uno y otro lado.

Por estos días en que Arica lleva varios años deprimida y sentimos que ya se perdió la brújula, está de moda echarle la culpa a Tacna de nuestros problemas. Gran error, sólo recuerden que para el primer gobierno de Alan García disfrutábamos del combustible cinco veces más barato que en Chile y que la economía ariqueña prosperó inundando de contrabando durante décadas al Perú.

El patriotismo bien entendido no consiste en sentirse superiores o mirar en menos a los demás, todo lo contrario, conociendo nuestras virtudes y defectos podemos aprovechar nuestra cercanía, y sin dejar de querer a nuestra patria sentir respeto y admiración por las cosas buenas de los demás. Tacna está pasando por un período de auge y tiene muchas cosas admirables, partiendo por la buena calidad de su gente. Este 28 de agosto celebran en grande la recuperación de la ciudad al territorio peruano, feliz cumpleaños Tacna.

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