domingo, 7 de diciembre de 2008

Flojos hasta para reclamar

Dicen que el clima moldea la personalidad de la gente y por eso los europeos del norte son empeñosos mientras que los caribeños viven de fiesta: un clima difícil, forma gente esforzada y viceversa. Debe ser cierto porque Arica, con su clima perfecto, ostenta el monopolio de la flojera en Chile. Esto se refleja en muchas cosas, como nuestra sana costumbre de cerrar todo al mediodía para ir a la playa o dormir siesta, hasta la tradición de nuestras autoridades que una vez nombrados, se preocupan de pasar su período con el menor esfuerzo posible.


Hay más plata que nunca en la región, lo que no hay son buenos proyectos. Pasan años sin que se decidan las cosas más sencillas. Así ocurrió con el Parque Centenario y con el Humedal en la desembocadura del Río Lluta, abandonados por largo tiempo. Mientras tanto las autoridades andaban preocupadas de cosas más importantes, como las elecciones o las peleas internas para mantenerse en el poder. En eso se les pasa el tiempo.

Los muelles de Chinchorro no estuvieron botados todos estos años por falta de dinero, sino por desinterés. Nada más fácil que hacer un proyecto de inversión que los convierta en una atracción turística, hay muchos fondos concursables para el turismo o infraestructura, pero languidecieron abandonados, sin mantención, por desidia, algo muy común en Arica. Las oficinas públicas están llenas de funcionarios cuyo trabajo es hacer proyectos pero nadie quiere tomar la pelota y meter el gol, hay cosas más importantes de que preocuparse.

Así, los proyectos de inversión pública que se presentan generalmente se van por la vía fácil: comprar vehículos, computadores o mobiliario, rapiditos de formular y fáciles de ejecutar, la ley del mínimo esfuerzo. Mientras tanto pasan años sin que un solo proyecto ambicioso se concrete. Los últimos los implementó la Junta de Adelanto hace más de treinta años. No es falta de plata sino de ganas y capacidad. Hace a lo menos una década que se habla de agrandar la superficie de playa en la Lisera, cubriendo con arena el sector rocoso, o de hacer un buen museo arqueológico en el centro de la ciudad, pero sólo se habla, no se hace.

Nuestra querida Universidad de Tarapacá ganó el concurso para hacer la Estrategia de Desarrollo Regional en un plazo de seis meses, ya vamos para un año y de la estrategia nunca más se supo. Peor aún, todos lo toman como cosa normal y nadie reclama. Que mejor muestra del problema de Arica, o es el agua con boro, el buen clima o algún virus específico de la zona, pero que somos flojos hasta para reclamar, es algo que no puede negarse.

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