domingo, 7 de diciembre de 2008

Se necesitan ganas

Los ariqueños somos muy buenos para recordar tiempos mejores. Todavía nos encontramos con los viudos del Puerto Libre, de la Junta de Adelanto o del auge industrial que sueñan que volverán esos tiempos de plata dulce. Exigen una política de Estado, que el IVA se quede en la ciudad, más bonificaciones y otras cosas por el estilo. Yo no creo que los subsidios permanentes sean solución para la ciudad, es como cuando damos propina a alguien todos los días, después comienza a vivir de esa propina y lo toma como un derecho adquirido. Creo que en Arica se crearon generaciones de empresarios que sólo saben hacer negocios con plata fiscal y de algún modo se convencieron que están en su derecho de exigir que los bonifiquen debido a una situación especial de la ciudad: se volvieron incapaces de competir.

Por motivos de trabajo he tenido que viajar a Tacna, una ciudad en auge de inversiones gracias al canon minero. Muchas de las cosas que están pasando allá me recuerdan a los tiempos de la Junta de Adelanto en Arica, la diferencia es que en Tacna están conscientes que se trata de ingresos temporales y que hay que usarlos para generar fuentes de ingreso sustentables e independientes, en Arica en cambio vivimos soñando con los subsidios permanentes que nunca llegan o son insuficientes.

Pero estos años de depresión económica nos han traído algo bueno, pues han ido desarrollando cientos de pequeños negocios competitivos, la mayoría relacionados con el turismo de pequeña escala: residenciales, pequeños restaurantes, campings o agencias de turismo que prosperan sin necesidad de bonificaciones ni políticas de estado. En otros sectores en cambio cada cual tira para su lado: unos piden subsidios a la agricultura, al comercio, las industrias, así no se conseguirá nada. No debería existir ninguna actividad privada que no puede rentar sin subsidios. En cambio lo que está dando plata y trabajo sin ayudas es lo que merece ser reforzado.

Yo también siento nostalgia del pasado, pero no de las leyes especiales sino de cuando la ciudad y las playas estaban limpias, La Lisera era una de los balnearios más lindos de Chile, cuando en Arica se hacía cada año una Feria Internacional y el Concurso Reina de Las Playas. También tengo nostalgia de la antigua bohemia en los años del Manhattan que, según recuerdo, era mucho mejor que en nuestros días, donde todos hablan mucho sobre la importancia del turismo. Se necesita muy poco para recuperar esas cosas, principalmente ganas, pero ese parece ser el activo más escaso en nuestra ciudad.

No hay comentarios: