domingo, 11 de mayo de 2008

Aprendamos de la historia

La sabiduría popular dice que la plata viene y se va, basta mirar la historia para darse cuenta cuán cierto es el dicho. En el siglo XVI la mayor riqueza minera del mundo estaba concentrada en la Villa Imperial de Potosí, que llegó a tener 250 mil habitantes. Más tarde, en el siglo XIX esa misma ciudad estaba sumida en la pobreza. La historia de Potosí viene a la mente ahora que anuncian que se ha doblado el presupuesto para proyectos en nuestra región. Siempre es bueno recibir más plata, pero lo principal es gastarla bien. Sin buenos proyectos los fondos se escurrirán como agua por la alcantarilla, dando una ilusión de prosperidad sólo por un corto tiempo.

Gastar bien significa distinguir entre lo que es gasto, que sólo da un alivio temporal, y lo que es inversión, que sigue produciendo en el tiempo. La Junta de Adelanto dejó buenos ejemplos de inversiones: la infraestructura de las universidades, el puerto, los balnearios y tantas cosas que hasta el día de hoy son parte de nuestro capital. Buena parte del turismo en la ciudad, que es un sector que lidera nuestra economía, no existiría de no haberse hecho esas inversiones hace más de 30 años. Ahora que habrá más plata, cosa que tal vez no se repita, es importante pensar bien en qué se va a gastar ¿Cuántas inversiones de real impacto productivo se han hecho desde los años 60?

Existen en Arica infinitas ideas para la inversión pública. La mayoría va por el lado de subsidios: todos apelan a alguna condición especial para pedir incentivos. Pero miremos la realidad: eso ha funcionado muy mal en el tiempo. Al final, los subsidios sólo han fomentado la ineficiencia, cuando lo realmente valioso es lo que facilita la generación de riqueza. Muchas empresas se han armado con estos planes de fomento y cuando se termina el incentivo, desaparecen. Mientras se siga poniendo plata en sectores que no se sostienen por sí mismos, o en proyectos descabellados, sin sustento en la realidad, seguiremos mal.

Nuestra nueva región parte con una gran marraqueta bajo el brazo. Ojalá que esa plata se invierta con sabiduría, y que no repitamos la historia de la Villa Imperial de Potosí. Hay sectores que se han ido desarrollando más o menos espontáneamente, y eso indica que tienen ventajas naturales. Los negocios relacionados con el turismo han prosperado casi sin necesidad de subsidios, lo que nos da una señal potente de dónde están nuestras fortalezas.

Cada peso invertido en hacer nuestra ciudad más limpia, con más identidad y facilidades para los turistas, será plata bien invertida, tal como fue la infraestructura de la Junta de Adelanto en los 60. Ojalá podamos aprender de la historia.

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