domingo, 11 de mayo de 2008

Un problema de gestión

Me sorprendió leer que Arica fue en 2006 el tercer destino más visitado por los turistas extranjeros en Chile, después de Santiago y Valparaíso. Es probable que haya que tomar las estadísticas con un granito de sal, porque no resulta fácil distinguir a los verdaderos turistas de los migrantes económicos. Pero no hay duda que buena parte de la ciudad vive a partir de residenciales, hoteles, restaurantes y otros negocios ligados al turismo.

Siendo el comercio, turismo y servicios el sector que ocupa a gran parte de la ciudad y que no afecta a recursos naturales, como ocurre con la agricultura, minería o pesca, se podría pensar que el grueso de la inversión pública debería estar dedicada a esta actividad, donde tenemos una ventaja tan evidente. Sin embargo, casi todo el capital turístico que tenemos son inversiones de los años de la Junta de Adelanto: los hoteles más lujosos de la ciudad, nuestros balnearios, las principales redes viales, todos son proyectos con 40 o más años de antigüedad.

Arica todavía vive de esa infraestructura y nos seguimos comiendo el capital de esos años, sin mayores inversiones. La última inversión relevante en turismo se hizo en Chinchorro, con un polémico convenio entre Cordenor y Serviu; sin embargo, ahí está el sector, con su infraestructura. Desde entonces puras manos de gato y, lo que es peor, las instalaciones antiguas se han ido deteriorando. Nos comemos el capital y si todavía queda algo, es porque en su momento se construyó a conciencia.

Todos se pelean la inversión pública para su sector; pedir un subsidio es cómodo, porque no requiere ser competitivo. Pero existe un problema de gestión y mala calidad de proyectos. Desde el más alto nivel hacen propuestas descabelladas, no factibles a simple vista. Tal como la historia del Parque Industrial Chacalluta, la ciudad se encandila nuevamente con las "medidas", los subsidios y la "Ley Milagrosa" que solucionará todos los problemas.

En tanto, las casas pintadas del casco viejo se volvieron a llenar de graffitis; la basura es un problema que nadie ha podido solucionar; todos los años se anuncia que se ampliará la superficie de arena en La Lisera y que se abrirá la poza para que se limpie el agua. Anuncios, sólo anuncios.

Si dejáramos de soñar con políticas de Estado y simplemente se ejecutaran los anuncios, muchos de nuestros problemas estarían resueltos. Si sólo mejorara un poco la gestión. En fin... soñar no cuesta nada.

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