domingo, 11 de mayo de 2008

Arica ciudad segura

Una de las cosas buenas que tenemos en Arica es vivir en un lugar tranquilo y seguro. Hay otras ciudades donde el simple hecho de caminar en la noche es una invitación al asalto y ni siquiera en su propia casa se puede sentir tranquilo. Vivir en esos lugares presenta una serie de problemas, que ni siquiera imaginamos. No es que en Arica no existan delincuentes, pero no hay el nivel de violencia e impunidad común en otras ciudades. Del extranjero, mejor ni hablamos. En comparación nuestros problemas, son mucho menores.

Es un privilegio vivir en una ciudad donde casi no existe el lumpen, donde los ricos no son ostentosos, ni los pobres extremadamente miserables. Esto, que a nosotros nos parece tan natural que casi no nos damos cuenta, es algo que nota enseguida la gente que llega desde otras partes. Amigos extranjeros me han comentado, por ejemplo, su sorpresa al ver casas bonitas en barrios humildes. No hay segregación estricta entre barrios acomodados y pobres, tan común en casi todas las demás ciudades. Tampoco existe el clasismo ostentoso, ni la obsesión por la ropa o las apariencias. Arica es una ciudad diferente.

Existe otro factor que explica la calidad de Arica como ciudad segura: La cantidad y actitud de los carabineros en nuestras calles. Tenemos una policía uniformada de lujo y ni nos damos cuenta, porque la costumbre. Claro que la gente que viene de otras partes lo nota inmediatamente y cuando estamos fuera de la ciudad es una de las cosas que extrañamos.

Esa sensación de seguridad impagable para los que vienen de lugares infestados de pandillas y policías abusivos, no es trivial, como creemos. Al contrario, es un privilegio que debemos cuidar y preocuparnos que no se pierda. El reconocimiento al trabajo de los carabineros, la colaboración, el trato mutuamente respetuoso y sin prepotencia, son fundamentales para que nuestra ciudad se mantenga en el tiempo como un lugar seguro.

Y ahora que pasaron las Fiestas Patrias con relativamente pocos accidentes, y a veces recordamos irritados a los "pacos" controlando los vehículos, no nos olvidemos que sólo están haciendo su trabajo y a más de un borracho al que le quitaron las llaves lo pueden haber librado de convertirse en un involuntario asesino. Que sigan haciendo su trabajo nomás, con respeto y criterio como hacen la mayoría de las veces. Así seguiremos disfrutando del privilegio de vivir en una de las ciudades más tranquilas de Chile.

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