domingo, 11 de mayo de 2008

Conservar es mejor

Hay un error común en los proyectos turísticos de nuestra ciudad: no toman en cuenta el punto de vista del visitante. Cuando uno llega a otro país no le interesa tanto ver un lugar bonito, sino algo diferente, lo que busca el turista es lo raro, lo sorprendente y especial. ¿Qué interés tendrá para un europeo o un norteamericano ver casas nuevas y parques bien cuidados? Ninguno, porque de donde ellos vienen hay casas mejores, edificios más altos y parques mucho más lindos de los que nosotros podemos costear. Eso no significa que la ciudad deba ser sucia y fea. Hay que entender que para el turista esas no son las cosas fundamentales.

Es un error básico, porque al tratar de copiar a los países desarrollados, con bajo presupuesto, no estamos atrayendo a los turistas, sino que aburriéndolos. En Iquique convirtieron la calle Baquedano, que era funcional y auténtica, en una especie de Disneylandia de bajo presupuesto. Muchos proyectos con intenciones turísticas en Arica caen en el mismo error, las plazas tradicionales se convierten en copias baratas de las plazas de Europa y se planta palmeras tropicales con la esperanza de que algún despistado nos confunda con Cancún.

Nada de eso sirve, porque no es auténtico, igual que los nuevos ricos que construyen sus casas de bloquetas, pero al estilo mediterráneo, muchos proyectos tienen esa falta de originalidad que hace que algunas partes de la ciudad sean tan poco atractivas como un huevo sin sal. Recuerdo una de mis grandes desilusiones al conocer Japón fue ver lo poco japonés del paisaje, bien podría ser cualquier lugar que la Quinta Región aparte de una que otra casa de estilo tradicional. Probablemente, muchos turistas que llegan a la ciudad buscando lo ariqueño se llevan similar desilusión.

Por eso, aprovecho de destacar el gran valor de la conservación del Barrio Yungay. Bien por la Cámara de Turismo y por mi amigo Fernando Antequera, ellos sí entienden que el atractivo está en lo auténtico, y esas son iniciativas que deben multiplicarse. Arica está llena de cosas especiales que son nuestro verdadero atractivo. Ningún turista se va a impresionar porque el aeropuerto tiene mangas de embarque. El hecho de que todo se cierre a la hora de la siesta debería ser nuestro orgullo, eso es ser distintivo y no copiones de otros lugares plagados de trabajólicos.

Sólo lo diferente tiene valor, las copias sirven para que los locales tengan la ilusión de vivir en Europa, no para el turismo. Para el turista, edificios, palmeras y remodelaciones no valen. No más remodelaciones por favor, sí más conservación y restauración de lo poco auténtico que nos está quedando.

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