sábado, 7 de mayo de 2011

Más verde para Arica

Algo que sorprende a los extranjeros que llegan a Arica es que a pesar de ser el único lugar en el mundo donde no llueve nunca, pueden ver plazas, árboles y un par de valles bastante fértiles. Vivimos en un oasis y nunca le hemos dado el valor único y extraordinario que eso tiene para nuestra ciudad. Hace algunos años las calles se llenaron de palmeras tropicales y por un momento pensamos llegar a ser el Miami del norte de Chile, pero con el tiempo la idea resultó un fiasco. Sin embargo todavía se insiste en plantar esas palmeras que hay que lavar cada día para que no se sequen, porque en su hábitat natural llueve muchísimo y acá no llueve nunca.

Somos copiones, siempre buscando algún otro lugar para imitar y sin darnos cuenta que el valor está en lo propio. En Arica se dan muy bien los árboles frondosos y enredaderas, el ficus que es una planta de lujo en otras partes acá crece como maleza, lo mismo los gomeros e hibiscos. Nuestra ciudad necesita sombra, pero en cada remodelación se parte por talar los árboles. Nuestras plazas y paseos, antes verdes, ahora son monumentos a la baldosa, que al poco tiempo se llenan de grafittis. Es curioso, parece que queremos borrar lo que somos y siempre copiar a algún otro lugar: botar todo lo antiguo para reemplazarlo por feas construcciones de bloqueta y vidrio, en eso se nota lo débil que es nuestro sentido de identidad. Arica te quiero verde, con ficus y gomeros en lugar de palmeras, hibiscos en vez de baldosas. Urbanismo no es solo cuestión de adoquines, baldosas y faroles, las áreas verdes son mucho mejores.

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