sábado, 7 de mayo de 2011

Una oportunidad desperdiciada

Se habla mucho sobre la importancia del turismo en nuestra economía, lo que se traduce en innumerables simposios, congresos, exposiciones, trípticos y viajes de personeros, que rara vez dan algún resultado concreto, pero al menos sirven para que ellos mismos hagan un poco de turismo. Y así es como se va la plata, cada vez que se da cuenta sobre las acciones para promover el turismo aparece una larga lista de estos work shops y viajes financiados por el Gobierno. Algo anda mal en esto porque al final del día todo queda en declaraciones, buenos propósitos y grandes beneficios sólo en modo potencial.


Sin embargo, hay miles de iniciativas privadas que forman nuestra oferta turística real y no reciben ningún apoyo concreto. Se otorgan en cambio generosas bonificaciones a la inversión en parques industriales, pero al revisar los resultados aparece una cantidad impresionante de fracasos. Mientras con nuestros impuestos hemos financiado muchos negocios que terminan en remate judicial, a las pequeñas iniciativas turísticas que sí funcionan no les dan ningún apoyo concreto, ni siquiera para promocionarse.

Solo mencionaré un caso, que para mí es el más impresionante de todos: la aldea de Mallku donde por más de 16 años la familia Troncoso Chellew se ha convertido en el referente de los extranjeros que viajan al altiplano. Con una cultura amplia y cosmopolita, manejo fluido de idiomas, situados al lado del Pucará de Copaquilla, con un centro de energías limpias, dudo que haya otro lugar con más ventajas comparativas desde el punto de vista del cliente. No hay guía internacional que no los mencione.

El pueblo de Mallku con sus 6 habitantes es un ejemplo perfecto de cómo se dejan pasar las oportunidades en Arica. Mientras se malgastan millones en actividades más o menos inútiles, este proyecto de enorme potencial avanza a paso de hormiga por falta de apoyo. En cualquier otro lugar serían un éxito, menos en Arica ¿saben por qué? Porque son diferentes. En otros lugares ser diferente es una ventaja, los grandes artistas siempre han sido originales, en marketing; la diferenciación es una de las mejores maneras de ganar mercado, pero no en Arica donde ser distinto es un gran problema. Jamás he escuchado a ninguno de nuestros teóricos del emprendimiento ponerlos como un ejemplo.

Me desespera ver todo ese potencial desaprovechado, en cualquier otro lugar a una familia así de especial le iría espectacularmente bien pero tuvieron la mala suerte de enamorarse del desierto. En Arica todo lo que sale de la norma parece sospechoso, especialmente en las oficinas donde manejan los millones del fomento turístico. Sólo queda esperar que algún día cambiemos para mejor y comencemos a apoyar lo que realmente tiene valor futuro.

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